Hola mi nombre es Beatriz González y soy Licenciada en Psicología por la Universidad de La Laguna. Siempre me ha apasionado el mundo infanto – juvenil y familiar, aunque también tengo una amplia experiencia con adultos y con personas que padecen enfermedades crónicas.  La corriente que practico es “cognitivo conductual” aunque actualmente también estoy incorporando técnicas de tercera generación como por ejemplo el mindfulness el cual tiene múltiples beneficios y se ha demostrado científicamente que crea nuevas conexiones en el cerebro relacionadas con el bienestar. Las novedades que incorpora las terapias de tercera generación es practicar la aceptación sobre todo con aquellas cosas que no podemos cambiar, también le dan una gran importancia al entorno que nos rodea y los valores que nos mueven. Aunque la terapia cognitivo conductual tiene aún una gran relevancia y se ha demostrado ser muy eficaz, las terapias de tercera generación están en pleno auge, y están intentando ir un paso más allá que su antecesora. En definitiva, intento siempre estar en formación continua con los tratamientos más punteros para ofrecerle lo mejor a mis pacientes.

A lo largo de estos años me he ido especializando en ansiedad, estrés, depresión, fobias y actualmente me estoy especializando en duelo, ya que si nos damos cuenta estamos rodeados de pérdidas, como puede ser por ejemplo una ruptura de pareja, la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo etc. Por tanto, es muy importante abordarlo adecuadamente y que mejor que acudir a alguien especialista en este tema.

Aquí os he expuesto un poco la parte académica y mi experiencia, pero también me gustaría hablaros de mí, de porque decidí estudiar psicología.

Desde que era una niña yo tenía claro que quería realizar una profesión con la que pudiera ayudar a los demás, me decían que estudiara medicina, pero yo no lo veía nada claro, yo quería ayudar a las personas pero con esa otra parte que no se ve, pero que nos acompaña constantemente, esa parte llena de emociones y pensamientos que muchas veces no sabemos manejar pero que nos acompaña las veinticuatro horas del día sin descanso, ese interior con el que convivimos que muchas veces también necesitamos sanar al igual que nuestra parte física, pero que se ha vuelto tabú, porque si algo me supera tengo que saber afrontarlo sí o sí, y si pido ayuda significa que estoy loco, pero la realidad es que nadie nos ha enseñado a gestionar nuestros pensamientos y emociones o las embestidas de la vida, a veces necesitamos a alguien que nos guie y nos enseñe y ahí es donde la psicología hace un trabajo brutal. Así que tenía claro que esa era la profesión adecuada para mí. Una profesión preciosa y gratificante pero también muy dura y apasionante. Para acabar quería compartiros algo que me dijo mi madre y se me ha quedado grabado: “Bea cuando ejerzas tu profesión siempre trata bien a las personas porque este mundo necesita mucha gente buena”. Así que sigo su consejo aportando también grandes dosis de profesionalidad porque no sólo buscamos que nos escuchen y comprendan, sino que también buscamos rigor y un oasis donde nos entiendan, nos guíen y en definitiva nos ayuden.